Como un “alto honor y un privilegio” consideró el jefe de Estado la participación de Cuba, como presidente pro tempore del Grupo de los 77+China, en esta cumbre de Brics, un mecanismo de integración que, por su novedad y diversidad, “abre expectativas y esperanzas en el camino del fortalecimiento del multilateralismo que hoy resulta tan urgente como imprescindible para el destino mismo de la humanidad”.
Del valor que tiene el hecho de que “esta cita acontezca en tierras africanas, cuna de una parte de nuestros ancestros, que alimenta de forma fundamental la esencia misma de la identidad cubana”, habló también el mandatario porque, tal como refiere un refrán muy conocido en este continente, “las huellas de los que caminaron juntos, jamás se podrán borrar”.
Cuba, no olvida, como tampoco lo hace África, la solidaridad compartida y el sacrificio de tantos en estas tierras. En el caso de Cuba y Sudáfrica, como recordó el presidente Díaz-Canel, las huellas de amistad “son tan sólidas e imborrables como la memoria de los líderes históricos de nuestras naciones. Jamás podremos olvidar el abrazo de Nelson Mandela y Fidel Castro al encontrarse aquí y exigirse mutuamente el reencuentro, como solo ocurre entre hermanos muy entrañables”.